Cuando las cosas van mal nos es difícil ver y disfrutar las cosas que si nos van bien: tendemos a emborronar todas las cosas que nos rodean, a verlas bajo el prisma del malestar.Tendemos a no darle importancia a aquello que va bien (como si que las cosas fueran bien fuera lo normal. No lo es. Lo normal es que vayan bien… y que vayan mal). Sólo focalizamos nuestra atención en lo que no va bien. Nuestra mirada sólo se dirige hacia estas cosas que no andan bien. ¿Para solucionarlo? eso sería fantástico. Pero si sólo miramos lo que nos va mal, el estado de ánimo que nos produce esto es tan malo que rara vez tenemos la energía necesaria para superar el problema, para superar-mejorar lo que va mal. Para estar combitivos, enérgicos, nuestro estado de ánimo debe ser impecable y esto es difícil si sólo miramos lo que nos preocupa y no valoramos lo que tenemos.
Pensar en disfrutar, estar bien, sólo cuando todo en nuestra vida nos va a nuestro gusto, es privarnos de disfrutar de todo lo bueno que tenemos. Tal vez las cosas no sean como nos gustarían. Tal vez todas las cosas que nos importan no nos van bien al mismo tiempo. Pero estar sólo bien cuando todo, todo, todo va bien al mismo tiempo va a hacer que pocas veces, pocos días tengamos la sensación de bienestar que nos produce ver que algo nos va bien.
Un aprendizaje vital consiste en saber apreciar lo que nos va bien, disfrutarlo y felicitarnos por ello, aunque otras cosas no nos vayan tan bien o incluso nos vayan mal. 
Es tan difícil que todo nos vaya bien como que nos toque la lotería, la primitiva, las quinielas y el euromillón el mismo día. ¿Verdad que nunca esperarías a que esto ocurriera para disfruar de lo que si te hubiera tocado? ¿verdad que te parece ilógico esperar a disfrutar de un premio hasta que te tocaran los otros premios? Pues eso mismo debes aplicarlo a tu vida.