4. FOBIA SOCIAL.

La fobia social es una fobia específica que por su relevancia se merece (y tiene) una etiquetación y comentario especial.
La fobia social se caracteriza por la aparición de síntomas de ansiedad en situaciones sociales, en situaciones que requieran la relación con otras personas. Estos suelen presentarse en situaciones como hablar en público, hacer alguna ‘representación’ en público (cantar, hacer alguna obra de teatro, etcétera). Es normal que se sienta cierto grado de ansiedad en estas situaciones pero cuando hablamos de fobia social, el grado de ansiedad es importante. La persona tiene miedo a que su comportamiento o actitud puedan ponerlo en una situación humillante y/o vergonzosa. También teme que sus síntomas de ansiedad sean visibles para quienes le rodean (sudoración excesiva, temblores, etcétera). Entonces las situaciones productoras de ansiedad suelen ampliarse: comer en público, utilizar los servicios, pedir en un restaurante (bar, cafetería…), entrar en un local que no conocen, etcétera.
Como en todas las fobias, dentro de esta también hay grados dependiendo del grado de imposibilidad que provoquen. Cuando la fobia social es generalizada estamos ante la de mayor grado: con esta fobia la persona experimenta ansiedad en todos los contactos que mantenga con cualquier persona que no sea de su grupo más íntimo y siempre que dichos contactos, aunque sean con personas de su grupo íntimo, se den en lugares que el sujeto no siente como propios (los cuales suelen reducirse a su propio domicilio y puede que el de algún familiar allegado y/o amig@). En todas las demás situaciones la ansiedad hace su aparición dejando a la persona con la sensación constante de poca habilidad y de poca gratificación por lo que irá evitando las situaciones que le obliguen a estar en contacto con otras personas, pudiendo llegar a mantener las mínimas relaciones sociales con lo que eso conlleva de agravamiento de la fobia. Incluso cuando los síntomas de ansiedad sean importantes el individuo sentirá la necesidad de detener la situación, deseando que termine de inmediato, incluso huyendo de la misma, teniendo una repuesta de huida. Así el individuo entra en un círculo vicioso: no tengo relaciones sociales porque tengo ansiedad, pero como algún encuentro social tengo porque vivo en un grupo (aunque sólo sea con vecinos o quien le vende el periódico…) estos encuentros le provocan una ansiedad muy elevada por lo que sigue reduciendo los contactos sociales a la mínima expresión quedando sólo aquellos encuentros que le son inevitables, pero teniendo una constante insatisfacción y malestar en dichas situaciones.
Estudios recientes hablan que sobre un 13% de la población ha sentido fobia social en algún momento de su vida. La fobia social suele presentarse en niños tímidos, aunque también puede aparecer por primera vez en la pubertad. Si no se trata tiende a ser determinante en las relaciones del sujeto llevándole a restringir al máximo sus relaciones y llevándole, incluso, a dejar de hacer actividades que le son de agrado por evitar el contacto con otras personas.